martes, 25 de noviembre de 2025

Un traje a medida nov2025

Un traje a medida

25/11/2025


En el día de ayer, 24/11/2025, el exmagistrado Baltasar Garzón publica en infoLibre un artículo titulado Un traje a medida  en el que analiza de forma pormenorizada el juicio y fallo, que no sentencia, expedido el 20N, 50º aniversario del fallecimiento del dictador Franco, por el Tribunal Supremo, condenando al FGE por "revelación de datos reservados".
Este artículo ha tenido su origen en la participación del citado Sr. Garzón en la manifestación habida frente al Tribunal Supremo protestando por el fallo contra el FGE.

De forma resumida, podemos extraer lo siguiente:
- El tribunal ha cambiado varias veces de objeto de la causa: primero era por la nota de prensa, después dijeron que no y que era por revelar secretos contenidos en un email remitido por el abogado de la pareja de la presidenta de la Cdad de Madrid, de forma genérica tanto a la Fiscalía como a la Abogacía del Estado (lo que hacía un total de unos 600 lectores del citado email), y, finalmente, parece deducirse del fallo publicado, vuelta a la nota de prensa, que, antes del inicio del juicio oral el propio Supremo había eliminado.
- La UCO ni respetó la limitación temporal del registro ni consideró necesario investigar a otra persona de la Fiscalía o la Abogacía, en tanto lectores del citado email, más allá del FGE: lo primero haciendo caso omiso de la orden del juez instructor, y con el beneplácito de éste al enterarse; lo segundo, a instancias directas del juez instructor.
- Los abogados de la defensa del FGE alegaron no saber de qué se acusaba a su Cliente, por lo explicado en el punto anterior.
- Los testigos de descargo no fueron tenidos en cuenta ni en la instrucción del caso ni en el juicio oral: varios periodistas de diferentes medios declararon como testigos, obligados a decir verdad, que habían tenido la información antes que el FGE y que el FGE no había sido su fuente; el juez instructor, el tribunal del juicio oral, y, además, los abogados de la acusación, han determinado y dicho públicamente que no tomaban en consideración su testimonio porque no revelaban su fuente, circunstancia esta recogida en la Constitución.
- No ha habido ni un solo testigo ni una sola prueba o indicio concluyente que haya podido demostrar la culpabilidad del FGE: salvo el hecho reconocido por el propio FGE de haber sido el emisor responsable de la nota de prensa, razón por la que se especula el haberse cambiado de objeto de culpa.

Todo indica que el Sr. Garzón parece presuponer que el Supremo ha confeccionado un traje a medida del FGE para poder llevárselo p'alante, célebre expresión acuñada por el jefe de gabinete de la presidenta de Madrid, el ínclito MAR, que ha sido el catalizador de todo este escandaloso e impresentable proceso, tras filtrar el email de marras a El Mundo apostillando que había sido la Fiscalía quien había propuesto un acuerdo de conformidad, que posteriormente había sido anulado 'desde arriba'. Como consecuencia de tal mentira, y cumpliendo con su obligación de desmentirla, según el estatuto fiscal, el FGE publicó la nota de prensa desmintiendo el bulo publicado por El Mundo.

Todo el mundo está a la espera del contenido de la sentencia, lo cual, en palabras del Sr. Garzón, es un despropósito en tanto en cuanto no es procedente adelantar un fallo sin acompañarlo de su necesaria y correspondiente sentencia, esperando, al parecer, que la gente ayude en su confección elucubrando con la misma, o termine aburriéndose de esperarla y miren hacia otro lado.

Toca esperar a que desde el Supremo se dignen publicar la sentencia, en la que, a juzgar por la gran mayoría de expertos, habrán de hilar muy muy fino para ser creíbles y no enfangar aún más el cuestionado prestigio y confianza en la justicia.

En estos últimos días había corrido el rumor de que el próximo FGE podría ser el propio Sr. Garzón, pero su artículo era suficientemente 'a pecho descubierto' como para pensarlo, amén de su incompatibilidad dado que es el marido de la anterior FGE Mª Dolores Delgado.
Finalmente, el Gobierno ha zanjado el asunto proponiendo a la fiscal Teresa Peramato.


En relación con este artículo, he publicado los dos comentarios siguientes:


apunte de otro comentarista al anterior mío








 

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